Texto y fotos: Raúl Rubio
Tiene algo de magia. Genera a su alrededor un ambiente especial, único. Los poros se abren como libro en Sant Jordi. Las sensaciones se disparan. Y no, sobre el escenario no hay actores profesionales leyendo textos de grandes clásicos; son ‘sólo’ personas con cosas interesantes que compartir. Desde lo más recóndito de su última neurona; desde de lo más profundo de su corazón. Ni más. Ni menos.
El TEDxLaVall vivió este sábado su segunda edición y nos regaló un buen puñado de esos instantes que merece la pena vivir.
Concha Maldonado es lexicógrafa y provocó una explosión de sentimientos con una charla a corazón abierto (no, no son conceptos antagónicos). Aceleró nuestro pulso, nos puso los pelos de punta, reímos y lloramos con ella…. Habló de la vida y la muerte de las palabras. Y de la vida y la muerta de la vida misma. Cualquiera diría que se encontraba algo insegura antes de regalarnos una lección de filosofía vital que emocionó hasta a los focos. Sí, Concha Maldonado es lexicógrafa. Pero también es Concha.
Seguimos con la filosofía. Vicent Martínez Guzmán es hijo predilecto de la Vall d’Uixó, pero, en realidad, debería ser el alcalde de la ciudad. Él perdería calidad de vida; nosotros saldríamos ganando. La suya fue una ponencia valiente. Valiente y militante. Tiene todo el derecho del mundo a decir lo que piensa, sobre todo, cuando ha pensado tanto lo que dice.
Por momentos, volví a estar sentando en un aula de la UJI. Rememoré, 20 años después, su peculiar modo de compartir conocimientos (repleta de analogías valleras) y su absoluta convicción en que la PAZ es posible. Una PAZ que no se basa en la ausencia de conflictos, sino en la IGUALDAD y en la JUSTICIA. Realizó una reflexión glocal, desde la Vall, para la Vall. Y para el resto del mundo.
Totalmente alejado de la complacencia, vino para remover nuestras conciencias como vía para conseguir un mundo mejor. Y, de paso, para replicar a su antecesor en el escenario del Centro Cultural Leopoldo Peñarroja, el economista José Carlos Díez.
Díez realizó un análisis de la actual crisis económica, desvelando los errores cometidos y comparándola con otros grandes cracks de la historia reciente capitalista, aunque sin aportar soluciones evidentes y contundentes. Como él mismo admitió, es economista.
Domina como pocos la puesta en escena. Su lenguaje es claro y directo, es cercano y conecta a la perfección con la audiencia. Díez recordó que el comunismo no sirve (sería algo así como vivir en una crisis constante) pero reconoció que el capitalismo genera injusticias. Entonces, ¿qué hacemos? vino a decirle Martínez Guzmán.
Otro de los ponentes llamados a dominar el escenario y la comunicación era el escritor y periodista Fernando Delgado. La suya fue una charla más reflexiva que emotiva, narrada (con los papeles delante) desde un sillón, como si de una noche lluviosa junto a la chimenea se tratara. Un ensayo en el que reivindicó el papel del (buen) periodismo, aún más imprescindible en estos tiempos.
La parte más académica (siempre desde una perspectiva didáctica) llegó de la mano de José Antonio López, Laura Pérez y Manolo Moliner. El primero de ellos desterró falsos mitos sobre la modificación genética de los alimentos, loando y ejemplificando sus virtudes como solución, por ejemplo, a una mejor nutrición en zonas del planeta que así lo requieren.
La ponencia de Laura Pérez evidenció, con el mismo grado de dulzura que de convicción, que es necesario un cambio de paradigma en la educación, tomando como referencia las inteligencias múltiples. Sí, todos servimos para algo. Todos tenemos nuestras aptitudes y debemos conocerlas para fortalecerlas. Y no, no hay capacidades de Primera y de Segunda categoría.
El también vallero Manolo Moliner defendió el papel de la Química como solución. Si hace más de un siglo ayudó a superar los problemas de contaminación, ahora también puede hacerlo. Hay fórmulas para reducir su impacto y para aprovechar mejor, por ejemplo, el petróleo. Sólo hay que encontrarlas, hacerlas viables…. y aplicarlas.
Las sensaciones se disparan en el TEDxLaVall. Sobre el escenario no hay actores profesionales leyendo textos de grandes clásicos; son ‘sólo’ personas con cosas interesantes que compartir. Desde lo más recóndito de su última neurona; desde de lo más profundo de su corazón
Y si química es lo que había entre Orfeo y Eurídice, también lo fue la que hubo en el escenario entre el actor Jordi Ballester, el bailarín Sergi Martínez, la soprano Arantxa Martínez, y los músicos Rafael Navarro, Andrea Martí y Ovidi Martí. Espai d’ART presentó un espectáculo multidisciplinar con el que rescatar este pasaje de la mitología griega, en el que narración, música, danza y voz se intercalaron a la perfección.
Pero hubo más: música, por partida doble, de la mano de Junior Mackenzie; la magia de Orbit; o la orxata de Aquilino (Pepe Tormo podría subirse al escenario el próximo año y contarnos cómo la hace) en un Networking al que antes llamábamos merienda…
Y también un doble anuncio: la intención de celebrar el próximo año la tercera edición del TEDxLaVall, así como la puesta en marcha de un Youth TEDx para los alumnos del Honori Garcia, un IES que, según parece, está más cerca de volver al lugar que le corresponde. Pero no se olviden: fueron los profesores quienes pusieron la primera piedra al convertir el instituto de los barracones en el instituto del TEDx. Es el valor de las ideas.
Aquí podéis ver nuestra galería fotográfica del TEDxLaVall 2015. Un año más, fue un placer para luzazul colaborar con vosotros.
luzazul 
Un comentario en “Ríe, llora, piensa. TEDx”